Edme Dominguez | 28 October 2019
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Originalmente poste don Radio Educacion, 4 octubre 2019
Aparentemente Brexit se muestra como un proyecto proteccionista y anti-globalizador con sus demandas de recuperación de la soberanía de las garras de la autoridad supranacional de la UE. Pero contradictoriamente, la racionalidad detrás del Brexit es profundamente globalizadora. Se argumenta que fuera de la UE la GB podrá por fin retomar su total soberania o por lo menos su libertad para establecer tratados con quien quiera, sin las trabas europeas, por ejemplo con Estados Unidos, con quien la UE no ha logrado ningún acuerdo, en parte por las presiones de la sociedad civil europea.
Pero para lograr esta salida hacia la libertad hay que salvar uno de los obstáculos mas difíciles, el llamado Back stop o la frontera entre las dos Irlandas. Contextualizando, recordemos que la nación irlandesa esta dividida en dos, el sur con la republica irlandesa, con soberanía propia, formando parte de la UE a titulo independiente y el norte que es parte de la GB y que atravesó un sangriento conflicto, una guerra civil de muchos anos por divisiones políticas y religiosas (protestantes pro británicos vs católicos anti-britanicos) que solo terminaron en 1998 con los acuerdos de paz del viernes santo. Estos acuerdos se consagraron con la eliminación de toda frontera entre Irlanda del Norte y la republica irlandesa gracias a la pertenencia británica a la UE. Esto permitio la estructuración de una cierta economía integral a toda la isla irlandesa pese a la supervivencia de una división política. Pero todo esto se ve amenazado por un Brexit sin acuerdo y pese a toda su retorica ni siquiera Boris Jonsson quiere cuestionar la estabilidad de los acuerdos del viernes santo con el restablecimiento de una nueva frontera entre las dos Irlandas. El protocolo firmado por Teresa May si lograba preservar la ausencia de una frontera, garantizaba la integridad de la economía irlandesa y dispositivos para impedir la entrada de bienes no controlados a través de Irlanda del Norte. Frente a esto Boris Jonsson rechaza toda posible excepcionalidad económica territorial para Irlanda del Norte e insiste en dejar claro que la soberanía británica debe quedar marcada de alguna manera, que haya controles fronterizos aunque estos sean pocos y discretos.
Pero al mismo tiempo viene la contradicción: no a excepcionalidades económicas territoriales, como en el caso de Irlanda del Norte pero si a zonas económicas especiales en otras partes del territorio británico? Se las presenta por el actual gobierno como formas de re-lanzar el desarrollo económico regional en base a los típicos mecanismos: facilidades ilimitadas a las inversiones, bajos o inexistentes impuestos, standares laborales por debajo de los del resto del país. Pero además, al sacar a GB de la UE los partidarios conservadores del BREXIT buscan también escapar del tramado regulatorio en cuanto a estándares laborales y medioambientales que según ellos representaban altos costos para las empresas britanicas. En otras palabras se trata de relegar el contenido social implicado en la pertenencia a la UE. Este contenido se vera seriamente amenazado no solo por la salida de la UE sino por el inminente tratado de libre comercio con Estados Unidos cuyos términos seguramente incluirán privatización de los servicios sociales, en particular en lo referente a la salud, la apertura a productos agrícolas norteamericanos con standards de seguridad alimenticia mucho mas bajos que los europeos (por ej la venta de pollos clorinados) y la baja de los standares laborales.. Aunque algunos sindicatos británicos ya están previendo esto y pidiendo la conservación de los mejores elementos de la legislación britanica y europea, éste amenaza con ser un proceso fragmentado y dificilmente sostenible a largo plazo.
En otras palabras, BREXIT contiene hacia el futuro no solo potenciales amenazas de desestabilizacion política por la cuestión irlandesa, el famoso ‘Backstop’, sino mayores desigualdades sociales, perdida de derechos de los trabajadores, menos controles de seguridad para los consumidores y mayores riesgos ambientales para GB en general.
Como en el caso de las tendencias proteccionistas de Trump, los costos sociales del BREXIT serán seguramente pagados por parte de aquellos sectores que votaron por la salida, manipulados por mensajes engañosos de mayor bienestar, menos trabas administrativas y recuperación de la soberanía. Y desgraciadamente, cuando se den cuenta de este costo será ya, demasiado tarde.
Keywords #Brexit #globalizador #EU #NorthIreland #LabourConditions #FreeTrade #FreeTradeAgreements #FTAs
Edmé Domínguez R es profesora e investigadora en la escuela de Estudios Globales de la Universidad de Gotemburgo, Suecia. Su estudios de grado (Mexico: El Colegio de México) y posgrado (Francia, Paris: Institut d’Etudes Politiques) han sido dentro del área de Relaciones Internacionales y Europa del Este. Su primer campo de investigación fue la política latinoamericana de la Unión Soviética pero desde los 1990s sus trabajos y publicaciones se han enfocado hacia temas de Regionalismo, en el caso del TLCAM-Mexico, y hacia los estudios de género desde un enfoque de relaciones internacionales/economía política global, organización laboral, ciudadanía y participación política. Geográficamente sus trabajos de campo se han concentrado sobre Mexico, El Salvador y Bolivia aunque también ha publicado sobre ciertos aspectos de la realidad sueca.
Edmé Domínguez R is Associate Professor in Peace and Development Studies at the School of Global Studies, Gothenburg University. Her field is International Relations with a PhD in Political Science. Her first area of research and publications was on Soviet foreign policy towards Latin America. Since the beginning of the 1990s her works and publications have focused on Regionalism in the case of NAFTA and Mexico and on gender issues related to citizenship, labour organizing, transnational activism and international political economy. Her research on these issues has concentrated on the case of Mexico, El Salvador and Bolivia.
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